
Y es que tras este acuerdo, puede decirse que el bipartidismo ha vuelto a la vida política española. Rajoy ha conseguido el entendimiento que venía buscando con el PSOE tras conectar con el líder de la Gestora, Javier Fernández. Tras un bipartidismo de 40 años turnándose entre Gobierno y oposición con los socialistas, el líder del PP comentaba que eso a lo que llamaban nueva política con la introducción de los nuevos partidos, sería en realidad que los dos partidos tradicionales pudieran entenderse para gobernar con normalidad. Y el tiempo le está dando la razón al jefe del Ejecutivo.
Los naranjas se han quedado en fuera de juego en las últimas fechas, y ahora se debaten entre ser oposición y tener protagonismo en las decisiones del Gobierno. Aunque el liderazgo de Albert Rivera no ha peligrado desde el comienzo de la formación, en las últimas semanas numerosas voces críticas han surgido en el partido. La más crítica es la de Carolina Punset, que afirma que dimitió de la ejecutiva nacional por la deriva del partido. Por lo que la asamblea que se celebrará en febrero tendrá como finalidad consolidar el partido y clarificar su posición ideológica.
Este acuerdo entre PP y PSOE ha arrojado a Podemos a la oposición dura, ya que lo sucedido pone en cuestión las posibilidades de eso 71 diputados conseguidos por el partido morado en las elecciones del 20-D. Mientras Errejón e Iglesias estudian cuales pueden ser los siguientes pasos de la formación, los socialistas les arrebatan su primer logro de la legislatura, la subida del salario mínimo. Ante la incertidumbre de si el pacto entre los partidos tradicionales es puntual o a largo plazo, ambos deben reaccionar. Aunque se cumple la profecía de Iglesias, que ya advirtió al principio de la legislatura que su representación en el Parlamento era insuficiente.
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